viernes, 19 de julio de 2013

Hepatitis vírica B

Artículo publicado en el periódico El Informe de David Vol. 3 No. 90 y 91 - Edición impresa.
Panamá-Chiriquí, viernes 19 y 26 de julio de 2013.
http://www.elinformedavid.com/
Por: Dr. Danilo Antonio Castillo G.


Cortesía de www.housinfronteras.or.ar
La hepatitis B es una infección potencialmente mortal del hígado causada por el virus de la hepatitis B.  Se trata de un importante problema de salud global y el tipo más grave de hepatitis viral.  Puede causar enfermedad hepática crónica y pone a las personas en alto riesgo de muerte.
Hacia 1965 Blumberg y colaboradores identificaron un extraño antígeno en el suero de un paciente australiano que padecía de hemofilia y que había recibido múltiples transfusiones, además lo observaron en pacientes leucémicos.  Otro grupo de investigadores, a finales de la década de los 60, lo demostraron en pacientes con enfermedad de Hodkin y con síndrome de Dawn, internado en instituciones, así como el personal militar reclutado.  Sin embargo, no fue hasta 1968 que Okochi, Murakami y Prince confirmaron la relación entre el antígeno Australia con la hepatitis viral.  Hasta 1970, en tres diversas publicaciones, se establece la relación definitiva del mencionado antígeno con hepatitis tipo B.

Son sinónimos de la hepatitis vírica B: hepatitis sérica, hepatitis por suero homólogo, hepatitis de incubación prolongada, hepatitis postransfusión, ictericia postvacunal, etc.
 
Estructura del virus de la hepatitis B




Su agente infeccioso es el virus de la hepatitis B, que es un hepadnavirus de ADN de doble cordón, que mide aproximadamente 42 nanómetros.








A nivel mundial, se estima que 2 000 millones de personas han sido infectadas con el virus de la hepatitis B y más de 240 millones tienen infecciones, a largo plazo, crónicas del hígado. Alrededor de 600,000 personas mueren cada año debido a las consecuencias agudas o crónicas de la hepatitis B. Puede ser la causa hasta de 80% de carcinoma hepatocelular en todo el mundo y ocupa el segundo lugar entre los agentes productores de cáncer humanos conocidos, después del tabaco.
Su distribución es mundial, la hepatitis B es endémica en China y otras partes de Asia.  Las altas tasas de infecciones crónicas también se encuentran en el Amazonas y las regiones del sur de Europa oriental y central.
El reservorio es el ser humano.  Los chimpancés son susceptibles, pero no se ha identificado un reservorio animal en la naturaleza.  Se han detectado hepadnavirus muy similares en las marmotas, patos y otros animales; ninguno causa enfermedad en los seres humanos.
 Virus de la hepatitis B se transmite entre personas a través del contacto de sangre con sangre directa o semen y el flujo vaginal de una persona infectada.  Los modos de transmisión son los mismos que aquellos para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), pero el virus de la hepatitis B es 50 a 100 veces más infeccioso. A diferencia del VIH, el virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del cuerpo durante al menos siete días. Durante este tiempo, el virus todavía puede causar infección si entra en el cuerpo de una persona que no está protegido por la vacuna.  Relativo a las relaciones sexuales predomina la transmisibilidad de hombre a mujer, y el coito anal, penetrante o receptivo, se asocia con mayor peligro de infección.
En los países en desarrollo, los modos comunes de transmisión son:
Cortesía de enfermedadsdtransmision sexual.blogspot.com
  • perinatal (de madre a hijo en el nacimiento)
  • infecciones de la primera infancia (infección asintomática por contacto directo con convivientes infectados)
  • prácticas de inyección no seguras
  • transfusiones de sangre contaminada
  • contacto sexual sin protección.


En muchos países desarrollados (por ejemplo, los de Europa occidental y América del Norte), los patrones de transmisión son diferentes, la mayoría de las infecciones entre adultos jóvenes se da por la actividad sexual y uso de drogas inyectables.  La hepatitis B es un importante riesgo laboral para los trabajadores de la salud.   El virus de la hepatitis B no se transmite por alimentos o agua contaminada, y no se puede transmitir casualmente en el lugar de trabajo.  En ocasiones se han detectado brotes originados en salas donde se hacen tatuajes y acupuntura.
El período de incubación del virus de la hepatitis B es de 90 días en promedio, pero puede variar entre 30 y 180 días.  El virus se puede detectar 30 a 60 días después de la infección y persiste por períodos variables de tiempo.

Cortesía de www.aztecanoticias.com.mx
La mayoría de las personas no experimentan síntomas durante la fase de infección aguda.  Menos del 10% de los niños y el 30 al 50% de los adultos tendrán ictericia.  Sin embargo, algunas personas tienen una enfermedad aguda con síntomas que duran varias semanas, como coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia), orina oscura, fatiga extrema, náuseas, vómitos, pérdida del apetito, molestias abdominales vagas y dolor abdominal, a veces, artralgias y erupciones.  La fiebre puede ser leve o no presentarse.  En algunas personas, puede causar una enfermedad crónica del hígado que desemboque en cirrosis y cáncer de esta glándula.


Cortesía de www.medicinaaunsa.edu.pe
La probabilidad de que la infección con el virus de la hepatitis B se vuelve crónica depende de la edad en que una persona se infecta.  Los niños pequeños infectados son los más propensos a desarrollar infecciones crónicas, mientras que en los adultos el 25%  con infección crónica adquirida en la infancia mueren de cáncer de hígado y el 90% de los adultos sanos infectados se recuperarán y estarán totalmente librado del virus dentro de los seis meses.  La infección crónica es común en personas con inmunodeficiencia.  Los individuos con infección crónica pueden o no tener el antecedente de hepatitis clínica.




Cortesía de es.made-in-china.com
Una serie de análisis de sangre están disponibles para diagnosticar y controlar a las personas con hepatitis B.  Se pueden utilizar para distinguir las infecciones agudas y crónicas.  El diagnóstico de laboratorio se realiza por la detección del antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg).  Una prueba positiva, indica que la persona tiene una infección activa (aguda o crónica) y pueden transmitir la infección. 
Otras pruebas comúnmente utilizadas se incluyen los siguientes:
  • las pruebas de anticuerpos contra el antígeno de superficie de la hepatitis B (anti-HBs): una prueba positiva indica que la persona se ha recuperado bien de una infección aguda y eliminado el virus, o ha recibido una vacuna contra la hepatitis B.  La persona es inmune a futuras infecciones y ya no es contagiosa.
  • las pruebas de anticuerpos contra el antígeno central de la hepatitis B (anti-HBc): una prueba positiva indica que la persona ha tenido una infección reciente o una infección en el pasado. Combinado con un resultado positivo para el antígeno de superficie de la hepatitis B indica, por lo general, una infección crónica.

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No existe un tratamiento específico para la hepatitis B, está dirigido a mantener el bienestar y el equilibrio nutricional adecuado, incluyendo el reemplazo de los líquidos perdidos por el vómito y la diarrea.
Algunas personas con hepatitis B crónica se puede tratar con medicamentos, como interferón y antivirales. El tratamiento puede costar miles de dólares al año y no está disponible para la mayoría de personas en los países en desarrollo.
El cáncer de hígado es casi siempre fatal y con frecuencia se desarrolla en las personas a una edad en que son más productivos y tienen responsabilidades familiares.  En los países en desarrollo dichos pacientes mueren a los pocos meses del diagnóstico.  En los países de ingresos altos, la cirugía y la quimioterapia pueden prolongar la vida  unos pocos años.  Las personas con cirrosis a veces se les realizan trasplantes de hígado con mayor o menor éxito.
La vacuna contra la hepatitis B es la base de la prevención.  La OMS recomienda que todos los niños reciban la vacuna.  La vacuna se administra en tres o cuatro dosis separadas, como parte del calendario vacunal.  En las zonas donde la propagación de la madre al niño del virus es común, la primera dosis de la vacuna se debe administrar tan pronto como sea posible después del nacimiento (es decir, dentro de las 24 horas).  El esquema de vacunación completa induce anticuerpos protectores en más del 95% de los lactantes, niños y adultos jóvenes.  La protección dura al menos 20 años y es, posiblemente, de toda la vida.  Todos los niños y adolescentes menores de 18 años no vacunados previamente deben recibir la vacuna. 
Las personas en los grupos de alto riesgo deben ser vacunadas, incluyendo:
  • personas con comportamientos sexuales de alto riesgo
  • socios y los contactos familiares de personas infectadas
  • usuarios de drogas inyectables
  • personas que con frecuencia requieren sangre o productos sanguíneos
  • receptores de trasplante de órgano sólido
  • personas con riesgo laboral de infección por el virus, incluyendo los trabajadores de la salud
  • que viajan a países con altas tasas de hepatitis B.
La vacuna tiene una notable seguridad y eficacia.  Desde 1982, más de mil millones de dosis de vacuna contra la hepatitis B se han utilizado en todo el mundo.  En muchos países, la vacunación ha reducido la tasa de infección crónica a menos del 1% de los niños vacunados.


Cortesía de www.who.int
En julio de 2011, 179 países vacunan a los lactantes contra la hepatitis B como parte de sus programas de vacunación, desde 1992, año en que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución que recomienda la vacunación mundial contra la hepatitis B.  Asimismo, la OMS organiza el Día Mundial de la Hepatitis el 28 de julio de cada año para aumentar el conocimiento y la comprensión de la hepatitis viral.


Cortesía de m.vanguardia.com
Al detectar un caso de Hepatitis B, se debe informar a la autoridad local de salud, tomar precauciones universales para evitar la exposición a sangre y líquidos corporales, desinfección continua y constante del equipo contaminado con sangre y líquidos corporales, no se recomienda la cuarentena, se deben inmunizar los contactos y realizar la investigación de los contactos y la fuente de infección.


Ante cualquier duda consulte a su médico, quién es el profesional idóneo en el área de la salud.




viernes, 5 de julio de 2013

Hepatitis vírica A

Artículo publicado en el periódico El Informe de David Vol. 3 No. 88 y 89 - Edición impresa.
Panamá-Chiriquí, viernes 5 y 12 de julio de 2013.
http://www.elinformedavid.com/
Por: Dr. Danilo Antonio Castillo G.

Cortesía de pintirest.com
Se conoce también como hepatitis infecciosa, hepatitis epidémica, ictericia epidémica, ictericia catarral, hepatitis de tipo A,  HA, etc.  La hepatitis es conocida desde los tiempos de Hipócrates, hace más de 2,000 años, con el nombre de icterus infeccioso; su naturaleza epidémica fue señalada desde el siglo VII, después de la cual se describieron grandes epidemias, tanto de poblaciones civiles como de militares, desde el siglo XV y particularmente en el siglo XX, durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales.  En 1967 Deinhardt y colaboradores lograron transmitir con éxito la hepatitis a diversas especies de monos tití, y en 1971 demostraron convincentemente que era la cepa era del virus A.  Gracias a tales descubrimientos se pudo obtener el antígeno de la hepatitis A, lo que permitió a Feinstone y colaboradores, en 1973, descubrir el anticuerpo antivirus A.

Cortesía de www.tecnologíahechapalabra.com


Su agente infeccioso es el virus de la hepatitis A, clasificado como un Hepatovirus de la familia Picornaviridae con un tamaño de 27 nanómetros (virus ARN con cordón positivo).




Cortesía de asscat.hepatitis.org
Es de distribución mundial, presentándose en forma esporádica y epidémica.  En los países en desarrollo, los adultos suelen ser inmunes, y son raras las epidemias de hepatitis.  La enfermedad es más común entre los escolares y adultos jóvenes.  El principales reservorio son los humanos y, en raras ocasiones, los chimpancés. 


Cortesía de www.ces.iisc.ernetiin
Se transmite de una persona a otra por vía fecal-oral.  El agente infeccioso se encuentra en las heces.  Los brotes de infección que tuvieron una fuente común se han reportado de aguas contaminadas, alimentos contaminados por manipuladores infectados, ingestión de moluscos crudos o mal cocidos capturados en aguas contaminadas, y de productos contaminados, tales como lechugas y fresas.

Cortesía de www.infinitumpage.mx
Los síntomas pueden aparecer de 15 a 50 días después del contagio, y la infectividad máxima ocurre en el segundo periodo de incubación y algunos días después de la ictericia (signo clínico producido por la acumulación de pigmentos biliares en la sangre, cuya señal exterior más perceptible es la amarillez de la piel y de las conjuntivas). Toda persona la puede padecer, pero la inmunidad después de la infección posiblemente dure toda la vida.  El comienzo de la enfermedad es repentino e  incluye fiebre, malestar general, anorexia, náuseas y molestias abdominales, seguidas en pocos días de ictericia.  La enfermedad varía desde la forma leve, que dura de una a dos semanas, hasta una forma grave e incapacitante de varios meses de duración.  En términos generales, la gravedad aumenta con la edad.

El diagnóstico se confirma por la demostración del anticuerpo de IgM contra el virus de la hepatitis A (IgM anti-VHA) en el suero de los pacientes con la forma aguda.  Dichos anticuerpos se tornan detectables de 5 a 10 días después de la exposición al virus.  Las pruebas epidemiológicas pueden apoyar el diagnóstico.

Entre las medidas preventivas:
Cortesía de leecolima.no-ipg.org
  • Educar a la población respecto a la higiene personal, en especial, al lavado meticuloso de manos y la eliminación sanitaria de heces.
  •  Tratamiento apropiado de aguas, contar con un adecuado sistema de distribución y eliminación de las aguas servidas (conocidas popularmente como aguas negras).
  •  Vacunar a todo persona de 2 años de vida y más antes de exponerse al agente causal, inmunizar a toda persona que viaje a zonas endémicas.
  • También plantear la posibilidad de aplicar la vacuna de hepatitis A en otras poblaciones expuesta a mayor peligro de infección, tales como los varones con actividad homosexual, usuarios de drogas inyectables, personas que trabajen con primates infectados o personal que trabaje con el virus de hepatitis A en laboratorios de investigación.
Al tener un paciente diagnosticado con infección por virus de hepatitis A, se debe notificar inmediatamente a la autoridad local de salud, eliminación sanitaria de sus heces, orina y sangre, realizar la investigación de contactos y fuentes de infección, etc.

El tratamiento de los enfermos con hepatitis viral aguda es propiamente sintomático y encaminado a permitir la evolución normal de la enfermedad que, habitualmente, tiende a la curación en el lapso de 6 a 7 semanas.

Cortesía de fundapoyarte.org
Una de las grandes interrogantes del paciente diagnosticado con hepatitis viral aguda es su dieta… ¿Qué puedo comer?  Una buena dieta puede ayudar a regenerar las células del hígado afectadas durante la enfermedad. Uno de los objetivos en la dieta para las personas con Hepatitis es mantener una proporción adecuada de calorías y proteínas ingeridas.  Las calorías deben ser las suficientes para el buen funcionamiento del organismo, pero también deben ser controladas,  porque el exceso de calorías en forma de carbohidratos puede llevar a un mal funcionamiento del hígado y causar depósitos de grasa en el mismo.  A las personas que sufren de Hepatitis viral, sea crónica o aguda, por el malestar general, los vómitos y náuseas se les deben suministrar pequeñas raciones de alimentos varias veces al día.  En esos momentos, es conveniente la administración de alimentos de muy fácil digestión (jugos, puré de frutas, etc.).  Más adelante el enfermo podrá ir agregando a su dieta los alimentos que apetezca y tolere (caldos, infusiones, sopas, ensaladas, etc.),  hasta llegar paulatinamente a la alimentación normal.

Ante cualquier duda consulte a su médico, que es el profesional capacitado para su adecuado tratamiento.