Panamá-Chiriquí, sábado 10 de marzo de 2012.
http://www.elinformedavid.com/
Por: Dr. Danilo Antonio Castillo G.
El inicio de un tratamiento indicado, adecuado y
personalizado a un paciente con dislipidemia debe iniciarse desde la primera
consulta. Tomando en cuenta que el
tratamiento de las mayoría de las enfermedades están constituido por las
recomendaciones médicas y la dosificación medicamentosa. Respecto a nuestro tema las recomendaciones
médicas gozan de vital importancia, pues es poco el aporte beneficioso a su
salud y a su economía, la ingesta exclusiva de medicamentos, si usted no mejora
su estilo de vida; a la larga las complicaciones serán casi las mismas. Desde su primera consulta el médico elaborará
su historia clínica, obtendrá sus signos vitales, realizará una exploración
física, y antes de elaborar alguna receta y solicitar estudios paraclínicos
(estudios de laboratorios, de radiología, electrocardiograma, etc.), él
ampliará un espacio con el fin de que usted conozca su condición de salud,
aclare sus dudas y lleve las recomendaciones médicas indicadas a su condición
clínica. Al recibir los resultados
paraclínicos (para nuestros fines el perfil lipídico), según los resultados,
tenemos la opción de iniciar el tratamiento medicamentoso de 1 a 3 meses con el
fin de darle la oportunidad al paciente que realice cambios en su estilo de
vida y comprenda todo lo concerniente a su trastorno de salud.
Dada la amplitud de situaciones que pueden llevar a padecer
este trastorno metabólico, el tratamiento debe ser individualizado. Requiere
siempre la participación de un equipo multidisciplinario, desde el médico
general, quién capta el paciente a nivel de atención primaria; así como el
médico familiar y el médico internista; en general comandado por un
endocrinólogo, e integrado por nutricionistas y especialistas en los órganos
afectados (cardiólogo, nefrólogo, etc.).
Más allá del valor que tienen diversos tipos de fármacos en el tratamiento de las dislipidemias, debe darse una importancia fundamental al tratamiento higiénico-dietético. Existe un consenso internacional, avalado por múltiples estudios, que demuestran que el ejercicio (30 a 60 minutos de ejercicio moderado 4 a 6 veces por semana), aumenta la concentración de HDL y disminuye la de LDL. El tratamiento de la hipertensión arterial para disminuir otro factor de riesgo, es necesario. El abandono del tabaquismo, además de eliminar un factor de riesgo independiente, también conlleva una mejora en las concentraciones plasmáticas de lípidos. Y, por supuesto, que una dieta baja en colesterol, lípidos saturados y grasas trans (grasas de origen vegetal o marino que industrialmente se hidrogenan parcial o totalmente con el fin de darles una estabilidad sólida y adquieren conducta de grasa saturada en el organismo elevando el colesterol total y las LDL); menos del 7% de las calorías diarias es la base de todo tratamiento. Es necesario aumentar el consumo de verduras y frutas.
Cuando todo ello no es suficiente, o el riesgo lo amerita a juicio del médico tratante, existe un variado arsenal farmacológico, del cual se seleccionarán los fármacos más apropiados para cada caso particular, puesto que existen diferentes mecanismos de acción y diferentes grados de efectividad para cada tipo de dislipidemia.
Es importante destacar que algunas asociaciones de drogas tienen efectos que pueden ser nocivos para la salud (insuficiencia hepática, alteraciones musculares graves, etc.), por lo que estos medicamentos, aún en los países donde se comercializan libremente, no deberían ser usados sin asesoramiento médico.
Más allá del valor que tienen diversos tipos de fármacos en el tratamiento de las dislipidemias, debe darse una importancia fundamental al tratamiento higiénico-dietético. Existe un consenso internacional, avalado por múltiples estudios, que demuestran que el ejercicio (30 a 60 minutos de ejercicio moderado 4 a 6 veces por semana), aumenta la concentración de HDL y disminuye la de LDL. El tratamiento de la hipertensión arterial para disminuir otro factor de riesgo, es necesario. El abandono del tabaquismo, además de eliminar un factor de riesgo independiente, también conlleva una mejora en las concentraciones plasmáticas de lípidos. Y, por supuesto, que una dieta baja en colesterol, lípidos saturados y grasas trans (grasas de origen vegetal o marino que industrialmente se hidrogenan parcial o totalmente con el fin de darles una estabilidad sólida y adquieren conducta de grasa saturada en el organismo elevando el colesterol total y las LDL); menos del 7% de las calorías diarias es la base de todo tratamiento. Es necesario aumentar el consumo de verduras y frutas.
Cuando todo ello no es suficiente, o el riesgo lo amerita a juicio del médico tratante, existe un variado arsenal farmacológico, del cual se seleccionarán los fármacos más apropiados para cada caso particular, puesto que existen diferentes mecanismos de acción y diferentes grados de efectividad para cada tipo de dislipidemia.
Es importante destacar que algunas asociaciones de drogas tienen efectos que pueden ser nocivos para la salud (insuficiencia hepática, alteraciones musculares graves, etc.), por lo que estos medicamentos, aún en los países donde se comercializan libremente, no deberían ser usados sin asesoramiento médico.
Usted tiene en sus manos la decisión, la salud es
invaluable; visite su médico de confianza que es la persona idónea para cuidar
su salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario