sábado, 29 de septiembre de 2012

Uncinariasis (II parte)


Artículo publicado en el periódico El Informe de David Vol. 2 No. 48 - Edición impresa.
Panamá-Chiriquí, sábado 29 de septiembre  de 2012.
http://www.elinformedavid.com/
Por: Dr. Danilo Antonio Castillo G.


Mazamorra
En la primera entrega enunciamos los diferentes nombres con que se le conoce a la uncinariasis, el género y especies que la originan, sus dimensiones, una reseña histórica, su distribución geográfica y su modo de transmisión.  Es ésta concluiremos con su cuadro clínico, su confirmación diagnóstica y las medidas preventivas generales.
Los síntomas pueden aparecer después de unas cuantas semanas o después de muchos meses, según la intensidad de la infestación y la ingesta de hierro del huésped.  La penetración de la forma infestante, junto con bacterias, virus y hongos, va seguida de una reacción inflamatoria localizada frecuentemente en espacios interdigitales o dorso del pie presentando mancha, induración y ampolla que produce picazón, que si se infecta secundariamente se transforma en pústula (vesícula con pus); cuando cicatriza queda una mancha de diferente coloración de la piel (sabañones).  Durante la fase de migración pulmonar puede haber infiltración pulmonar, tos y traqueítis (inflamación de la tráquea), acompañada de fiebre, en especial por infestación de Necator.  A. duodenale puede permanecer inactivo unos ocho meses después de penetrar en el cuerpo, completa su proceso de maduración, su cuadro clínico de infestación (heces con huevecillos) se manifiesta un mes después.  La sintomatología abdominal consiste de dolor tipo cólico localizado en epigastrio (región superior y media del abdomen), diarrea con o sin moco, presencia de sangre digerida en materias fecales, las cuales son de color chocolate obscuro, grasas en heces, distención del abdomen por gases en tubo digestivo, nauseas y vómitos.  Como cuadro clínico derivado del sangrado digestivo continuo, hay anemia, hipertrofia cardiaca (desarrollo exagerado que da por resultado un aumento de peso y volumen del corazón), soplos palpables, piel y labios azulados, palidez de mucosas, piel y cubierta de ojos, hundimiento intercostal y arriba de la clavículas durante la respiración, retención de líquidos en cara y piernas, disminución de proteínas y retraso psicomotor en niños.  Las infestaciones leves por lo común producen pocos efectos clínicos o ninguno.  No existe evidencia que la infestación confiera cierto grado de inmunidad.
La infestación se confirma por la identificación de los huevos del gusano en las heces las cuales deberán realizarse en serie de tres muestras en diferentes días y la diferenciación de la especie infectante requiere del estudio microscópico de larvas cultivadas en heces o el examen del gusano adulto posterior a la administración de un purgante.
  Relativo a las medidas preventivas tenemos que educar a la población sobre los peligros de la contaminación del suelo por las heces humanas, de gatos y perros, y adoptar medidas preventivas como el uso de zapatos.  Evitar la contaminación del suelo mediante la instalación de sistemas sanitarios para la eliminación de heces humanas, especialmente letrinas sanitarias en las zonas rurales, no utilizar el contenido de pozos negros ni afluentes cloacales como abono, identificar a personas que emigren de zonas endémicas para realizarle exámenes y tratamiento específico.
Al identificar un paciente con uncinariasis debemos indicarle la importancia y ejecución de la eliminación sanitaria de las heces, investigar a los contactos y dar el tratamiento adecuado.  Después de dos semanas está indicado el estudio periódico de las heces y se repetirá el tratamiento si aparece el parasito.

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