sábado, 3 de marzo de 2012

Dislipidemia (III parte)

Artículo publicado en el periódico El Informe de David Vol. 2 No. 18 - Edición impresa.
Panamá-Chiriquí, sábado 3 de marzo de 2012.
http://www.elinformedavid.com/
Por: Dr. Danilo Antonio Castillo G. 

Existen otras lipoproteínas que no son incluidas dentro del perfil lipídico pero de vital importancia en el metabolismo de las grasas: Los quilomicrones, que son grandes partículas esféricas que transportan los triglicéridos de la dieta provenientes de la absorción intestinal en la sangre hacia los tejidos; y las lipoproteínas de densidad intermedia mejor conocida como IDL, por sus siglas en inglés, es un complejo lipoproteico con una densidad entre la de las VLDL y las LDL.  El producto tiene una vida media relativamente corta y está normalmente en la sangre en concentraciones muy bajas. En un estado hiperlipoproteinémico de tipo III, la concentración de IDL en sangre está elevada.
Como mencione, en parte anterior de este tema, muchas personas pueden estar completamente sin síntomas, es decir no dar ninguna manifestación clínica y diagnosticarse durante un estudio del nivel de lípidos en sangre (perfil lipídico). El mismo puede solicitarse como screening (búsqueda) en un paciente con factores de riesgo tales como: Sobrepeso, obesidad, pacientes con hipertensión arterial, fumadores, diabéticos; pacientes con arterioesclerosis prematura, ya sea infartos de miocardio, accidentes vasculares cerebrales (conocidos popularmente como derrame), aneurisma de aorta (bolsa que se forma por la dilatación o rotura de las paredes, en este caso arteria, y llena de sangre circulante), obstrucción de las arterias de miembros inferiores; antecedentes familiares de dislipidemia, o arterioesclerosis precoz (de aparición muy temprana).
La presencia de xantelasmas (pequeños bultos de grasa en la cara), o de xantomas (bultos de grasa en sitios como codos, tendón de Aquiles, rodillas), debe hacer sospechar al clínico la presencia de trastornos lipídicos.
En todos los casos deben investigarse causas secundarias (que pueden encontrarse la causa que las produce) de dislipidemia, ya que el adecuado manejo de las mismas resulta un prerrequisito antes de establecer en forma definitiva el nivel objetivo de LDL-colesterol que se desea alcanzar con el tratamiento según la categoría de riesgo cardiovascular (posibilidad de sufrir un evento perjudicial en algún lugar del árbol vascular en especial corazón y cerebro en un período de 10 años).
Las situaciones a investigar son: Diabetes, hipotiroidismo (actividad deficiente de la glándula tiroides y efectos consecuentes de su disfunción), insuficiencia renal crónica (fase funcional del riñón que no es capaz de mantener la integridad del medio interno del organismo), síndrome nefrótico (conjunto de enfermedades renales que tienen en común la afectación del glomérulo, que motivan la perdida de abundante proteínas por la orina), enfermedad hepática obstructiva, fármacos que aumentan las LDL y disminuyen las HDL: progestágenos, esteroides anabólicos, corticoides, diuréticos, etc.
Fármacos como corticoides, diuréticos, y betabloqueantes (ej. propanolol), pueden descender el HDL y elevar los TGL.
Actualmente se prefiere clasificarlas de acuerdo con las alteraciones detectadas, pudiéndose encontrar:
  1. Hipercolesterolemia aislada, en la cual hay aumento del colesterol total, y LDL.
  2. Hipertrigliceridemia aislada, con elevación de los triglicéridos, pudiéndose asociar HDL descendido.
  3. Dislipidemia mixta (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia).

También pueden asociarse causas primarias o genéticas a causas secundarias.
Los valores aceptados como normales del perfil lipídico son los siguientes: Colesterol total debe ser menor de 200 mg/dl, triglicéridos menor de 150 normal mg/dl, LDL-colesterol menor de 100 mg/dl y HDL-colesterol considerándose en mujeres mayor de 50 mg/dl, mientras que en el hombre mayor de 40 mg/ml.


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